cumpleaños

Una mañana extraña, solitaria. Cereal con leche, tinto frío... Vueltas y más vueltas, ¿qué hacer? por fin llama mi padre, lo acompaño a desayunar que al final se parece más a un almuerzo, lugares de recuerdos. Un tinto, otro... me convence de ir a ver una peli pero él no puede: voy sola. Vale, llego, leo la sinopsis, promete ser una película suicida, delirada, ¿estoy dispuesta? Compro la entrada antes de arrepentirme, entro. Me deliro (en efecto), no aguanto más pero me quedo, me gusta y no, se me aguan los ojos, no sé que me produce, la música me desespera y me atrae al tiempo... Por fin termina, quedo volada, atónita, no sé qué pienso ni que siento. A la salida suena mi celu, una llamada inesperadísima, me hace reir, me desubica, me gusta. Sigo caminando, otra llamada más, esta me la esperaba pero me alegra igual. Paso por un centro comercial al que no he entrado nunca, entro, miro ropa para bebé, pienso en mi sobrina, me rindo, nada es tan lindo. Camino más, la tarde está preciosa, ando paranoica o la gente me mira más de lo normal, esquivo miradas, hoy no quiero cruzarme con nada. Está todo bien y al tiempo no tan bien, no sé si es que ya no aguanto la soledad, no sé si es diciembre. Sé poco. Hace un sol delicioso pero no sé en qué pienso... en materiales: madera, ladrillo, vegetación, piedra. En él, en mí, en mis miedos. Los ojos llorosos inevitablemente. Estoy, o casi estoy, eso me basta, no sé cómo estoy, no quiero saberlo, tengo un poco de miedo, como un vidrio empañado. Quiero darme un regalo pero me rindo, nada me convence: hoy no quiero nada... Quiero que me abracen, que me contengan, me derrito, me esfumo, me evaporo... hoy no me siento sólida. Quiero emborracharme y no, quiero estar feliz pero no sé cómo estoy, ¿estoy?